31 de mayo de 2009

Valladolid recupera el buen sabor de boca del Latino tras dos años de lluvias

Los temas de La Oreja de Van Gogh aparecieron por duplicado en la actuación del grupo donostiarra y de la voz de su ex componente, Amaya Montero


Este año los elementos hicieron justicia y el buen tiempo estuvo del lado de los asistentes a la cuarta edición del Valladolid Latino. En vez de agua cayó una lluvia de estrellas en el estadio José Zorrilla. Más que puntual, Lena Burke salió al escenario, por segunda vez en la vida del Latino -abrió el del 2006-, para dar la bienvenida al público que aún entraba en goteo constante en el recinto. «Hola Valladolid Latino», gritó la cubana.
Mientras, en el cesped, la gente disfrutaba, en esta primera hora del espectáculo, tumbada, haciendo volteretas (los que podían) o sólo sentada con aquellos que los acompañaban. Entre el público de todo un poco, aunque sobresalían los adolescentes, que se colocaron lcerca del escenario. Según nos alejábamos de éste la media de edad crecía, pero todos respondían con la misma intensidad ante sus ídolos, según aparecían en el escenario.

Tras Burke le llegó el turno a Camila, grupo rebelación en México y Estados Unidos, con un millón de copias vendidas en ambos países. Al irrumpir en el escenario vítores y gritos ascendieron en un Zorrilla cada vez más lleno. El grupo quiso desde el principio interactuar con el público y le invitó a participar en todas sus canciones a la vez que derrochaban vitalidad en cada acorde.

Momento deseado

Ya con el público conectado le tocó a Luis Fonsi, que sobre las 20.15 horas irrumpió con el griterio de adolescentes en el Latino, movilizando a los más rezagados a darlo todo. Previamente, durante el descanso entre la actuación de Camila y el puertoriqueño, la grada de preferencia A se movilizó en la zona de prensa al aparecer fugazmente Laura Pausini para medir de primera mano el ambiente que se respiraba.

Fonsi deseó a los asistentes «mucha suerte y mucha magia en una noche de sorpresas». Mientras, el graderío estaba cada vez más y más lleno, hasta hacer pensar que la mayoría de los más de 23.000 asistentes estaban ya allí. Un hecho que se confirmó con la puesta en escena de La Oreja de Van Gogh.

Uno de los momentos más deseados del concierto, el dúo de Luis Fionsi con David Bisbal en la canción 'Aquí estoy yo', se hizo esperar. Hasta la sexta canción Bisbal no entró en escena, generando un auténtico torbellino de pasiones cuando lo presentó el puertorriqueño. Los decibelios subieron más que un gol marcado por el Real Valladolid. Todos los asistentes se pusieron de inmediato a corear la canción que interpretaban ambos artistas. El chico de los rizos de oro se despidió al grito de «¡Os quiero mucho Valladolid!». Y para que no decayera el ritmo la organización repartió pelotas gigantes que no dejaron de ir de una grada a otra del estadio. Una canción más y Fonsi se despidió: «Hasta siempre Valladolid», dejando los ánimos por la nubes para que recogiera el testigo La Oreja de Van Gogh.

Entre medias de ambas actuaciones los integrantes de Camila interactuaron con el público de la grada situada al lado de la prensa haciéndose fotos con las fans y derrochando 'buen rollo'... Hasta que entró en acción la nueva voz de La Oreja, Leire. Una vez más público y cantante se fundieron en uno y lo dieron todo. Tanto en los últimos éxitos como el los más significativos de su carrera. Con la noche ya sobre la ciudad los 300.000 vatios de potencia de los focos y las cinco pantallas gigantes -tres en el escenario y dos a los laterales- hicieron que la simbiosis creada previamente se reforzara. Leire estuvo a la altura de las circunstancias y el público no echó en falta a Amaya Montero -y eso que compartían cartel, que no escenario-. Lo que no quiso decir que la donostiarra no causara fervor en su intervención, previo tiempo muerto en el que cantó Laura Pausini. La italiana jugó las bazas de sus antecesores y sacó el máximo partido a la iluminación y a la puesta en escena. Con un público entregado, los flashes de las cámaras dibujaron un cielo estrellado.

Con Amaya Montero volvió a sonar la canción 'Muñeca', que anteriormente ya entonó La Oreja, aunque no sería la última referencia a sus ex compañeros, ya que durante parte de su intervención hizo un repaso por los estribillos de los éxitos de su ex grupo. Amaya salió con cierto retraso, pero justo para acallar los pitidos que empezaba a propinar el público. La cantante irrumpió en la tarima del Zorrilla con una luz suave que hizo que las lentejuelas de su vestido brillaran con luz propia... Todo estaba dispuesto ya para la entrada en escena de Hombres G.
Los madrileños mantuvieron el público y comenzaron con los clásicos: 'Voy a pásármelo bien' y 'El ataque de las chicas cocodrilo', que de inmediato arrancaron los gritos de las ya desgañitadas voces de los que vivieron una noche mágica en la ciudad.

Al cierre de esta edición faltaba por actuar El Canto del loco.

Fuente: nortecastilla.es

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